Peregrinar es algo bien distinto a hacer simplemente un viaje. Hay una búsqueda, un deseo de conocer, pero sobre todo hay una esperanza que brota del amor descubierto en la fe, las peregrinaciones son una parábola de la vida entera comprendida como peregrinación. Como profesores de religión compartimos un viaje lleno de tareas por realizar, pero sobre todo queremos «compartir camino contigo».
Peregrinando se realiza la transformación del peregrino. En el camino, entrelazando camino y mesa, va creciendo en él la vida nueva; el caminante se configura con el mismo camino. Esta transformación va haciendo vivir una experiencia sorprendente: ya no soy yo quien camina, es Cristo quien vive en mí. Pero en el viaje se realiza también la transformación del mundo del que el camino forma parte y que esta senda atraviesa.
¿Es posible tener esperanza hoy? ¿Qué rostro tiene la esperanza?
Plazo de inscripción finalizado