La vivencia del año jubilar es una invitación a fortalecer los lazos de amor en nuestras relaciones y a reconocer la dignidad de cada persona.
La Sagrada Familia de Nazaret nos muestra el camino para que las familias sean verdaderamente fuente de esperanza y testigos de la misericordia de Dios, que no se cansa de perdonar y renovar todas las cosas. En este tiempo de gracia, es fundamental que, con la ayuda de Jesús, nos esforcemos por restaurar la confianza y el respeto mutuo, comenzando por el seno del hogar.
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