Cada año, al comenzar el otoño, las calles de la ciudad de Alcalá contemplan la imagen de la Madre de Dios que, reconocida como protectora y guía, ofrece a su Hijo Jesús enseñándonos el camino de la obediencia inteligente y lúcida de la fe, como lo hizo en Caná hace más de dos mil años: «Haced lo que Él os diga». (Jn 2,5).
Recibir, Consolar, Reconfortar… mostrar a Jesucristo.

Esta es la lección que María nos enseña…hagámoslo nosotros con todos aquellos que nos encontremos durante este curso escolar que comenzamos, hagámoslo cada día, en cada gesto y pequeña tarea cotidiana que realicemos. La bella historia del hallazgo de la imagen de la Virgen del Val en el siglo XII, en las tierras regadas por el río Henares, mientras un labriego trabajaba la tierra, nos evoca el modo en el que Dios suele actuar en la historia de los hombres. De repente, sin esperarlo, aquel hombre, que iba a realizar su trabajo, el de siempre, el de todos los días, al abrir la tierra con su arado descubrió lo inesperado. Es la sorpresa de lo divino escondido en lo que, aparentemente, es más inferior: el barro, la tierra. Ahí estaba la Madre de Dios, desde ahí María quiso abrazar a su pueblo.
María nos acompaña siempre en nuestro caminar. Ponemos este inicio de curso bajo su amparo. !Viva la Virgen del Val!