La alegría ante la proximidad de la Navidad es la característica de este tercer domingo de Adviento. Así ya en la ant. de entrada cantamos: «Alegraos siempre en el Señor; os lo repito: alegraos. El Señor está cerca» (cf. también 2 lect.). Y en la oración colecta pedimos llegar a la Navidad y poder celebrarla con alegría desbordante. Se trata de una alegría interior, de modo que cuando llegue el Señor nos encuentre velando en oración y cantando su alabanza (Pf.). En el Ev., Juan el Bautista nos llama a la conversión, practicando la caridad y la justicia, para así prepararnos para la llegada del que «nos bautizará con Espíritu Santo y con fuego». La comunión eucarística nos prepara para las fiestas que se acercan purificándonos de todo pecado.
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